jueves, 8 de septiembre de 2011

COMO UN MANTRA


RED HOT CHILI PEPPERS. UNIVERSALLY SPEAKING

"Porque el mundo debe ser como la habitación de un jinete viajero! Amigo, sé el jinete viajero de la Tierra! Estas son las dos últimas frases de "Las mil y una noches" y me vinieron a la memoria el martes pasado, tras acudir a la concentración contra la reforma constitucional que organizaron sindicatos y otras fuerzas políticas y sociales de izquierdas. No sé muy bien por qué, aún hoy me lo pregunto, pero esos dos versos como un mantra, se repiten en mi cabeza desde hace 48 horas. Trato de distraerme, de no pensar en ellos: pongo la tele, compro un periódico: González Pons quiere crear 3,5 millones de empleos en 4 años; Esperanza Aguirre insulta a los profesores, envía una carta llena de faltas de ortografía y luego pide disculpas; en internet publican el patrimonio de diputados y senadores... No me creo nada, es todo mentira, en mi cabeza el mantra se repite con mayor intensidad, es un volcán a punto de estallar.

Abro un libro, la literatura siempre fue el mejor refugio, una poesía de Ángel González sale a mi encuentro. Leo:

"Eso sucede en el mismo tiempo,

pero jamás en el mismo día.


Porque cuando es de día en el mar del Norte

-brumas y sombras absorbiendo restos

de sucia luz-

es de noche en Valparaíso

-rutilantes estrellas lanzando agudos dardos

a las olas dormidas.


Cómo dudar que nos quisimos,

que me seguía tu pensamiento

y mi voz te buscaba- detrás

muy cerca, iba mi boca.


Nos quisimos, es cierto, y yo sé cuánto:

primaveras, veranos, soles, lunas.


Pero jamás en el mismo día"


Enchufo la radio: Manel Fuentes discute en antena con el catedrático Vicenç Navarro; los profesores convocan distintos paros en Madrid y Galicia; De Cospedal retiene el dinero para la dependencia en Castilla la Mancha... Todo, absolutamente todo, es una mierda, y el mantra sigue repitiéndose por los surcos del cerebro desbocado como un torrente de lava, infinito como un viejo disco rayado por el uso.

Perdido y algo cansado, en la habitación donde tantas veces creí que existía otro mundo, (entonces sí, jinete viajero) recurro a la música, a ese lenguaje universal que todo lo puede; tres o cuatro minutos, suficiente; espacio de tiempo maravilloso por donde pasear y salir limpio de todo mal, donde tratar de comprender lo incomprensible, donde reencontrarse con las habitaciones donde todos éramos jinetes viajeros de un mundo indudablemente mejor.

Perdido y algo cansado, con un par de versos sueltos alimentando la inquietud como un mantra, pongo en el equipo una canción de los Red Hot Chili Peepers. Podía haber sido cualquier otro grupo, podía tratarse de cualquier otro estilo, pero hay canciones que están escritas para determinados momentos, para estados de ánimo concretos, igual que hay amores que sólo suceden una vez o bares que están abiertos a la hora oportuna; hoy se trataba de esta canción, de mi imposibilidad para entender el mundo alrededor, de la ingrata letanía de unos versos como un mantra, desordenando la tranquila conciencia en mi cabeza:


"Come on baby cause there's no name for

give it up and i got what i came for

universally speaking

take it back and you make me nervous

nothing better than love and service

universally speaking

win in the long run"