viernes, 2 de octubre de 2015

OTOÑO


AUTUMNSONG. MANIC STREET PREACHERS
Otoño. La ciudad es una delicia mientras paseas bajo la fina lluvia. Es media tarde y aún se ve el sol por detrás de los edificios. Ya otros lo explicaron mejor, pero no puedes evitar escribir esta tarde de otoño que te devuelve a la felicidad de la ciudad despreocupada y caótica, la de las aceras intransitables y tiendas como colmenas, la ciudad ruidosa y sucia de los mejores recuerdos. 
Otoño. Un ejército de paraguas invade las terrazas vacías, los niños que salen del colegio juegan a pesar de la lluvia y los gritos de sus abuelos, las furgonetas de reparto estacionan y maldicen en cualquier lado, y tú paseas con tu mochila colgada sobre el hombro derecho, contento, cediendo la parte de los balcones a los transeúntes que caminan en dirección contraria a la tuya, chicas con falda y gafas enormes, carteros, matrimonios de mediana edad, grupos de adolescentes con gorra, viejos que crean verdaderos tapones en los puentes, señoras que les ha pillado la lluvia paseando al perro... La ciudad es una delicia cuando sales de la tienda con tu libro en las manos y el sol sigue en el cielo, y la lluvia te hace buscar refugio bajo el toldo de una óptica. En la plaza, los más valientes siguen mojándose: una pareja que discute, un tipo raro que fuma ensimismado, un skater adolescente y sus colegas, una chica joven que parece esperar a alguien al abrigo de los árboles. 
Otoño. Los edificios parecen más bonitos con esta luz, piensas, y haces una foto con instagram de una de tus calles favoritas, una calle por la que llevas caminando toda la vida, una de esas calles que siempre te conducen a algún sitio. María estará aún en la oficina mientras tu paseas camino del centro; el misterio  al doblar cada esquina, cientos de biografías desconocidas cruzándose contigo, la prisa y el tráfico, encontrarse de repente con un amigo, evitar a otro, espiar desde lejos a una antigua vecina de cuando vivías en casa de tus padres, que no te vea, saludarla o no saludarla?, Hola, cuánto tiempo, antes tenías el pelo largo... 
Otoño. La ciudad es una delicia y ha parado de llover. El sol apenas se ve tras los edificios. Mientras la esperas miras el móvil, quieres saber qué ha pasado en el mundo mientras paseabas por él. Todavía es pronto, tienes unos minutos, un drogata te pide un euro, se lo das, el bar de enfrente está lleno, el drogata se dirige hacia allí. Abres el libro y lees:



"He recorrido esta ciudad
de punta a punta
casi todos los días
durante más de treinta años.
Abriéndome paso a codazos
en las vísperas de fiesta,
o a través de las madrugadas
fantasmagóricas
de los días laborables de invierno,
o solo y borracho y mojado
hasta los cuernos,
o en compañías que mejor ni recordar.
Estas calles no guardan secretos para mí.
Conozco sus plazas, sus antros,
sus mujeres, el brillo
de una navaja al doblar una esquina,
el calor de una mirada
desde el fondo de un bar.
Hubo un tiempo en que el cielo
se miraba en ellas.
Yo formé parte de aquello.
Eso ya nadie me lo puede arrebatar."


LA CALLE. Karmelo C. Iribarren.





viernes, 18 de julio de 2014

EL DILEMA


EXTREMODURO. EL CAMINO DE LAS UTOPÍAS

A los estudiantes de primero de filosofía nada más empezar el curso les plantean un problema llamado el Dilema del tren: imaginemos un tren que circula por una vía en la que unos metros más adelante hay una bifurcación regulada por un cambio de agujas que dirigimos nosotros. En esa misma vía hay atadas a los raíles 5 personas que de seguir su curso el tren, no podrán evitar ser arrolladas. En la vía alternativa, sólo hay una persona atada a la vía. Qué haríamos? Activaríamos el cambio de agujas para que el tren arrollara sólo a esa persona, convirtiéndonos así en su asesino? Dejaríamos que siguiera su curso sabiendo que 5 personas serían brutalmente destrozadas?

En ciencias políticas plantean otro dilema llamado el Dilema del prisionero o Teoría de los juegos: imaginemos a dos personas que han sido detenidas tras un robo y están separadas en celdas distintas; la policía tiene sospechas pero no sabe a ciencia cierta quién ha sido el que lo ha cometido y trata de averiguarlo, por eso le propone un trato a ambos por separado: si uno confiesa y el otro no, le caerán 10 años al culpable y el otro será liberado; si uno calla, pero el otro le acusa, le caerán 10 años al primero y el segundo quedará libre; si ambos confiesan, les caerán 5 años a cada uno y si callan los dos, sólo un año de prisión a ambos. Qué haríamos? Callaríamos aún a riesgo de que el otro nos culpara y cumpliéramos 10 años en la cárcel? Inculparíamos al compañero para tratar de librarnos aunque nos pudieran caer 5 años? Callaríamos confiando en que nuestro cómplice hiciera lo mismo y así sufrir la menor pena para ambos?

Un último dilema. Enchufamos la radio y un locutor narra como una nación armada y poderosa masacra a la población del país vecino, pobre y marginado. Movemos el dial, y escuchamos en directo a una sexagenaria condesa acusar a un tipo con coleta, de etarra y totalitario. En un último intento, giramos la rueda para cambiar nuevamente de dial y una locutora muy parlanchina cuenta como por primera vez en democracia, un chico va a ingresar en la cárcel por haber participado en un piquete. Hastiados apagamos la radio y enchufamos la tablet: en las redes sociales nos convocan a una manifestación contra la nueva ley del aborto de Gallardón y dos días después, a una concentración para denunciar los recortes en Dependencia de la Generalitat. Cada vez más aburridos conectamos también la televisión mientras ojeamos sin demasiado interés el time line de nuestro twitter: un artículo sobre renta básica (no), un enlace a un nuevo abuso policial (uff, no), otro enlace donde muestran los paraísos fiscales en los que tributan las empresas del Ibex 35 (joder, qué rollo), un vídeo manipulado sobre el mordisco de Luis Suárez (sí, jaja, qué bueno!)... Al mismo tiempo, en la tele, las noticias de la Sexta hablan de nuevas conversaciones grabadas entre una alcaldesa y un constructor y en la Primera, sobre una trama de corrupción en Andalucía y otra en Madrid, una con los sindicatos y otra con los empresarios; por fin, tras recorrer varios canales por los que desfilan series repetidas y películas de hace 20 años, nos paramos en el reality de tele 5, que inmediatamente nos ha producido unas carcajadas irreprimibles. Y es justo en ese momento, cuando nos llama por el móvil uno de nuestros mejores amigos para contarnos lo mal que está el mundo y lo jodido que se ha puesto todo. Le animamos y le hablamos de las cosas buenas de la vida? Asentimos mientras seguimos viendo la tele reprimiendo las risas? Cortamos la comunicación con cualquier excusa sobre la cena? Olvidaremos a la mañana siguiente todo lo que sucede a nuestro alrededor?

Cambiaremos la dirección del tren? 
Acusaremos a nuestro cómplice? 
Es todo, al final, un problema de índole moral? Las infinitas soluciones a un dilema ético?

"Si me pierdo, dime adónde sale,
qué motivos son los principales:
que sólo el viento me sirve de guía
por los caminos de las utopías.

Sopla el viento sin parar
para que vuelva
para que vuelva
y en el viento viene y va
una respuesta
una respuesta"


lunes, 10 de marzo de 2014

ELCHE: UNA, GRANDE Y... PRIVADA

LED ZEPPELIN. CUSTARD PIE

Practica golf todos los fines de semana en la misma escuela donde lo aprendió a jugar. Una vez al mes lleva a sus hijos al parque multiaventura para que se lancen por una tirolina. Finalizó sus exitosos estudios universitarios en el CEU (fue uno de los 12 afortunados que obtuvo beca, su nombre salió en el periódico).Va al gimnasio del Centro Deportivo cada tarde y ayer se apuntó a clases de spinning. Compra todos los sábados en el Centro Comercial de la Plaza de las Flores, donde hace poco adquirió una plaza de parking en propiedad y tiene su residencia de verano en el Fondet de La Senieta. Está contento con su vida. Le encanta vivir en su ciudad. Es el ilicitano del futuro. Es un chico del PP.
¿Nunca os habéis preguntado que se siente? Quiero decir, ser parte de todo eso, tomar un trozo del pastel (creo que aún se utiliza esta expresión); sí, saber qué es lo mejor para todo el mundo: para ti, para mí, para la ciudad. Tiene que molar mazo (¿se utiliza todavía o solo en las canciones de Camilo Sesto?), ver como hay gente que rebusca en las basuras un trozo de metal o un alimento caducado, o a esos otros que protestan airados en las oficinas bancarias porque se han quedado sin casa o sin ahorros o, y esos son los mejores, los que gritan tras pancartas horribles y que siempre acaban con la policía a porrazos o en el calabozo (pero siempre multados, qué risa Marisa), y saber que tarde o temprano el futuro se impondrá y arrasará sus quejas y sus penas, sus gritos y sus lamentos, aunque haya daños colaterales (¿en qué guerra no los hay? Ah, ¿pero esto es una guerra?), y el sufrimiento sea inevitable, no siempre llueve a gusto de todos (esta expresión sí se sigue utilizando, ¿verdad?), ellos no lo saben, pobrecitos; pero el ilicitano del futuro, el chico del PP, sí.
Tiene que ser guay (sí, lo sé, no digáis nada) ver como los abuelos se apiñan en las ambulancias y los hospitales, como saturan los centros de salud o como rebosan las farmacias; o mejor aún, todos esos extranjeros ilegales colapsando las urgencias y las fronteras (¡uy! ése es otro tema, no nos desviemos) o esas familias que ya no pueden mantener a sus dependientes, y pasear ufano por las calles y los medios de comunicación como si la fiesta no fuera con uno, qué culpa va a tener el ilicitano del futuro, el chico del PP, de la miseria de los demás, en esta ciudad maravillosa también hay gente que vive muy bien, por algo será: “A mí plín, yo duermo en Pikolín” (aquí he tocado fondo, lo reconozco, estoy pasado de moda).
¿Y qué me decís del tema del trabajo? Ahí el ilicitano del futuro, el chico del PP, no tiene rival, nadie como él para contestar a esta pregunta. Debe ser “chachi” (utilizo esta expresión tan cursi por no escribir “deber ser la hostia”, quede claro), saber de las interminables colas del INEM, de las familias sin ningún tipo de ingresos, de los ERES a diestro y siniestro, o mejor todavía, de los que curran sin contrato (en “b” o “en negro”, en la industria del calzado podrían escribir un libro) o con contratos a tiempo parcial pero haciendo más horas que un reloj (esta sí me ha quedado bien), y tener la seguridad de que la gente tiene lo que se merece, que en este mundo hay triunfadores y perdedores, en cada uno está saber aprovechar las oportunidades (emprender, arriesgar), cada palo que aguante su vela (otra expresión “guapa” para terminar el párrafo).
Al ilicitano del futuro, al chico del PP, no le importa pagar cada vez más IVA y más “contribución” para echar una mano a la sociedad. Sólo va a juicio si es absolutamente necesario, no vaya a colapsar los juzgados. Deja que los guardas de seguridad le cacheen y le detengan si es preciso en cualquier centro o local comercial, “si nada escondes nada has de temer” (toma frase hecha para ir finalizando). No se manifiesta para no entorpecer la actividad comercial y la avalancha de turistas que traen riqueza a la ciudad. Mira siempre hacia delante, superó hace tiempo ya el pasado (atávicos, decimonónicos, eso es lo que son los demás, eso es lo que soy yo). Les encanta la ciudad aunque casi no queden palmeras (o quizás por eso) y, dicen las malas lenguas, que en las noches sin viento de luna llena, si agudizas el oído puedes escucharles entonar a coro: “Elche: una, grande y… privada”

"Save me a slice of your custard pie.
Drop down".

lunes, 10 de junio de 2013

POR FIN LLEGÓ EL CALOR

PETE TOWNSHEND.LET MY LOVE OPEN THE DOOR

Sucedió el mismo día en que por fin llegó el calor. Ella lo dijo, más bien lo gritó, mientras abría la ventana del salón y se dejaba caer de nuevo sobre el sofá. La brisa entró en la casa con violencia contenida, con impaciencia, con prisa; la estancia se enfrió casi a la misma vez que ella, tirada sobre el sofá, semidesnuda, mirando sin mirar una serie estúpida en el televisor, la cabeza en otro sitio, fuera de allí; un lugar lejano e inhóspito, más estúpido que la serie de la televisión. 

Sucedió el mismo día en que por fin llegó el calor. La música que siempre le calmaba hoy era infinitamente triste, una balada continua, lacrimosa y pueril, como de adolescente encerrado en su habitación. Muy a su pesar, el teléfono había sonado un par de veces y él había tenido que contestar: disimular, mentir… no se le daba bien, pero no quería ser sincero, hoy no, no se sentía con fuerzas para descolgar y echarse a llorar, decir por ejemplo: “no salió bien, esta vez tampoco” o “no puedo más, estoy harto” mientras moqueaba o gimoteaba como un adolescente despechado. Si creyera en Dios tal vez podría haberse arrodillado en el suelo y mientras se golpeaba el pecho mirando al infinito, gritar eso de “Por qué yo Señor?” “Qué he hecho mal?” “Por qué siempre me abandonas?” Pero él no era creyente, demasiado fácil, demasiado bonito, demasiado aburrido. El mundo es una habitación de adolescente con música triste y Dios nunca aparece cuando se le espera. 

Sucedió el mismo día en que por fin llegó el calor. Las malas noticias no entienden de horarios ni de climatología. Suceden y ya está. Y él regresa a su habitación de los 16 años y a su música desconsolada, y ella se duerme en el sofá, perdidos sus pensamientos en el enésimo sueño triste, mientras de fondo las series estúpidas cumplen su papel de series estúpidas y empieza a refrescar y ya va siendo hora de cerrar la ventana del salón. Eso es todo. La buena o la mala suerte dependen de una sílaba, están en los labios de una doctora rubia de mediana edad que trabaja en turno de mañana. Y no hay nada más. La vida sucede para bien y para mal todos los días, y hoy por fin llegó el calor. 

viernes, 28 de diciembre de 2012

MI CORAZÓN ARDE

RAMMSTEIN. MEIN HERZ BRENNT

Mi corazón arde, lo dicen las teclas de este ordenador y esta habitación repleta de libros. La música furibunda que rompe la calma de la tarde también lo dice: mi corazón arde como los últimos segundos de una bomba programada, como las calles de La Habana aquel verano de hace dos años, como los ojos rojos de un sábado por la noche.
Mi corazón arde y los periódicos siguen doblados sobre la mesita del salón: la tele y su icono mudo escupiendo imágenes sordas, la tarde alejándose por la ventana, la compra esparcida por el suelo, desparramándose por el suelo, escapando de las bolsas como hombres saltando de un edificio en llamas al vacío de la casa, al suelo frío del vacío de la casa mientras mi corazón arde.
Lo sabe todo el mundo. La calle explota. Es una sucesión de gritos, bocas y aplausos que estallan en las aceras, en los parques, en los ojos de la gente que me mira y que sabe que mi corazón arde. Todos lo dicen,  todos lo saben: todos me hablan, me telefonean, me miran, me quieren, me animan, me susurran al oído que mi corazón arde, que la vida arde, que todo es fuego ahí afuera y ahora también dentro, que mi corazón arde como una herida de bala, como una mala noticia, como una pesadilla.
Lo dicen los médicos, la familia, mi mujer, los hospitales y los vasos vacíos. Mi corazón arde. Y se parece demasiado al miedo esto que escribo. 

domingo, 2 de diciembre de 2012

CARTILLAS DE RACIONAMIENTO

TEMPLE OF THE DOG. HUNGER STRIKE

Yo no lo viví. Confieso que nunca presté atención cuando en las tertulias familiares el tema salía a colación, y mi abuela lloraba y su marido se cabreaba y amenazaba  a un ser imaginario que habitaba su cabeza y nuestro salón navideño, con aplastarle con sus propias manos como si de una mosca se tratase.
Cuestión de suerte. Los que hemos nacido después nada entendemos de esos arrebatos violentos, ni de esas escenas dramáticas que tanta vergüenza producen en el adolescente  confiado y cándido, indolente con lo que le rodea, feliz como sólo un bobo es feliz.
La chica de la farmacia es simpática y cortés, pero tiene prisa por despachar y se impacienta cuando el datáfono no parece funcionar correctamente.
- Voy a ver si llevo dinero suficiente.
La farmacia está llena, hoy toca servicios mínimos, la huelga del sector sigue adelante y los allí presentes parecen tomarse la situación con buen humor.
- ¿Quién es el último?
La señora que acaba de entrar pregunta en voz alta y sin esperar contestación de nadie, se dirige hacia su vecina a la que acaba de descubrir, entre la báscula y el cartel de un antiácido, con el carro de la compra y las recetas en la mano. Las dos parecen conservarse bien aunque deben rondar los 60 años, nada comparado con el hombre que está justo detrás de ellas, que parece duplicarles la edad y que por un momento, me ha dado la impresión que le miraba el culo a la recién llegada. Suena un móvil. Siempre suena un móvil en todos los lugares: los cines, las bibliotecas, las farmacias… El chico que lo coge es más joven que yo, quizás sea el único que pueda afirmar eso, bueno, él y la chica que me atiende, pero no el señor de mi izquierda, ni mucho menos el matrimonio que va detrás de mí; apostaría a que ninguno baja de los 70, tan sólo la mujer del fondo y ese otro hombre que se está tomando la tensión estarán alrededor de los 50, los demás, seguro que no. El chico habla y le dice a su interlocutor que está llenísimo, que las cosas van fatal, que eso le recuerda a lo que su abuelo le contaba de las cartillas de racionamiento.
Por fin la dependienta amable consigue pasar mi tarjeta y espera nerviosa para arrancar el ticket y dármelo junto a la bolsa con mi medicamento. Media hora llevamos ya esperando, le dice un hombre del fondo justo a otro señor que acaba de entrar y que tras unos instantes de duda, decide marcharse. A mi lado, la mujer que iba delante de mí en la cola, sigue hablando con otra de las dependientas que trata de explicarle que no les queda de ese medicamento, que en todo caso puede buscar en otra farmacia que esté de guardia o con servicios mínimos; la señora no lo entiende, lo necesita urgentemente y otro hombre justo detrás de ella, harto de esperar, irrumpe en una crítica feroz contra esta derecha política que va a arruinar el país, que ya ni a las farmacias paga lo que les debe, que se van a quedar sin medicinas y se van a morir en la calle cualquier día de estos, solos como perros. El chico termina la conversación telefónica justo en el momento en que salgo a la calle y mientras mantengo la puerta abierta para que entre otra persona más, miro hacia dentro y sólo veo un montón de ciudadanos hacinados  a la espera de un medicamento cada vez más caro, como si la salud se hubiera convertido en un objeto de lujo al alcance de unos pocos. ¡Seguid, seguid votándoles! dice con cierta sorna el hombre que se estaba tomando la tensión, en el mismo momento en que cierro la puerta de la farmacia.
Yo no lo viví. Nací después. Cuestión de suerte como dije al principio. Cuando mis abuelos lo contaban, yo era un adolescente confiado y cándido, indolente con lo que me rodeaba, feliz como sólo un bobo es feliz.

"No me importa robar pan de las bocas de la decadencia
Pero no puedo alimentar la impotencia cuando mi taza está rebosante.
Pero está en la mesa y están cultivando bebés mientras los esclavos trabajan
La sangre está en la mesa y sus bocas se están asfixiando
pero me está dando hambre"


jueves, 13 de septiembre de 2012

DE TRABAJOS FORZOSOS Y OTROS VOLUNTARIADOS


BARRICADA. PASIÓN POR EL RUIDO

La OIT define los trabajos forzosos como “todo trabajo o servicio que es exigido a cualquier persona bajo la amenaza de una pena cualquiera y para el cual dicho individuo no se ofrece voluntariamente”. Así, tal cual definido, es exactamente a lo que ha condenado el gobierno de España a todos los desempleados que están cobrando una prestación en este país. Como es bien conocido, el pasado viernes 7 de septiembre el gobierno del Partido Popular aprobó en consejo de ministros un Real Decreto que, entre otras medidas, suscribía la posibilidad de que una Administración Pública o una entidad sin ánimo de lucro, pudieran solicitar desempleados para llevar a cabo obras de reparación tras un incendio, so pena de una multa consistente en la pérdida de hasta 6 meses de su prestación por desempleo, en caso de negativa de éstos. Vamos, una condena a trabajos forzosos de libro, pero pasados por la lavadora del siglo XXI y su “neolengua”, que diría Orwell.

No entiendo muy bien esta manía que tiene el Partido Popular de ensañarse con los que están en una situación más débil. Como imagino que estos señores del gobierno saben que la prestación por desempleo no es ningún regalo que se le hace al trabajador -ya que a éste ya se lo han estado descontando poquito a poquito de sus nóminas- y que toda persona tiene derecho a la libre elección de profesión u oficio –artículo 35 de la CE- sólo se me ocurren dos cosas: o en uno de sus viajes a Europa, siguiendo los impulsos del corazón, el señor Rajoy ha aprovechado para sacar a España de los tratados de la OIT firmados, o en aquella reforma exprés de la Constitución Española pactada con el PSOE (reunión de pastores, oveja muerta) también nos borraron de un plumazo el artículo 35 de la misma.
O eso, o que le tienen manía a los más débiles (si eres banquero, amigo, vives de rentas o tienes una empresa que cotiza en el Ibex 35, puedes sentirte a salvo).

Pero como las desgracias nunca vienen solas y al parecer, en el PP, las ocurrencias y las ideas peregrinas van de la mano de una sonrojante incontinencia ideológica, la alcaldesa de Elche, la ínclita Mercedes Alonso, acaba de inventar, con la inestimable ayuda de María Dolores Serna, concejala de Mayores, una nueva modalidad de voluntariado para la tercera edad: “voluntariado para el tráfico”.
Intuyo que olvidada ya la promesa de acabar con el desempleo (en eso coincide con el señor Rajoy, debe ser cosa de pertenecer al mismo partido) y enfangada en una lucha sin cuartel por reducir la cosa pública hasta no dejar ni los huesos, se le ha ocurrido empezar a impartir cursos de formación para jubilados/as y pensionistas para que se pongan en las puertas de los colegios a regular el tráfico. Imagino que no le parece necesario aumentar sus recursos para poder ejercer sus competencias, es decir, que el ayuntamiento contrate más personal para cumplir con sus obligaciones, y que no le parece indignante aprovecharse de la buena voluntad de ciertas personas a las que se les vende un dudoso sentimiento de utilidad para con la comunidad, que en realidad esconde una preocupante incapacidad para generar oportunidades, estabilidad y bienestar.
Debe ser eso de que les tienen manía a los que están en una situación más débil (parados, pensionistas, mujeres, inmigrantes, estudiantes… vosotros no estáis a salvo).

O eso, o es que yo ya no entiendo nada.

"Una canción en el viejo coche,
carretera veloz a ninguna parte.
Cada vez más prisa por llegar
ya no me siento un bicho raro.

Ven aquí... con cierta pasión por el ruido"

jueves, 6 de septiembre de 2012

MERKEL Y UNABOMBER


AC/DC. IF YOU WANT BLOOD (YOU`VE GOT IT)

Nos visita Angela Merkel y yo inmediatamente pienso en Unabomber: me veo oculto en una cabaña perdida en mitad de un inmenso bosque (dónde, no lo sé, el fuego no podrá con la imaginación), desde la cual, mientras aprendo a sobrevivir entre la naturaleza salvaje, envío decenas de cartas bomba a distintos objetivos: Ministerios, sedes bancarias, despachos y oficinas... toda una orgía de caos y destrucción invadiendo mi mente mientras le doy volumen a un televisor donde, sobre un fondo gris, la presidenta del gobierno de Alemania y el presidente de gobierno de España, dan una rueda de prensa. (No me gusta la habitación donde los mandatarios extranjeros salen a dar ruedas de prensa: es insípida, monótona, gris y vulgarmente institucional. Creo que es un error del gobierno no darle más énfasis al decorado; consiguen así que el ciudadano distraído, incauto, casi se diría que feliz, ponga todo su interés en lo que se dice...)
He intentado comprender a Merkel, entender su postura, aprehender su discurso, lo que se denomina empatizar. Alemania aporta mucho capital a Europa, Alemania es la locomotora de Europa, Alemania no despilfarra dinero, Alemania es eficaz, Alemania no lee periódicos deportivos, Alemania no duerme la siesta, Alemania no es corrupta, Alemania ya hizo reformas... Merkel es una víctima de un sistema injusto en el que un puñado de vagos se aprovechan de los que trabajan, un sistema viciado de ideologías que impregnan hasta la economía, Dios santo!, si el dinero ni entiende de filosofías ni de teorías científicas, "el dinero va al dinero" que diría mi abuela, y así me imagino por un momento a mi empatizada Merkel, blusa escotada, falda sobria, fea como una alemana fea, espetándole al presidente del gobierno de España (Unabomber, Unabomber...) mientras contiene con dificultad un eructo gigante (tras apurar un supervaso de cerveza negra) tan manido refrán español (mi abuela también decía que el refranero español tenía para todos los gustos y colores, pero en este caso, es Rajoy quien echa mano de esta sentencia para responder a su Diosa germánica). 
Lo he intentado, nunca se me podrá decir que no, pero es verla al lado de Rajoy ( Merkel viene a pasar revista a las tropas que dijo Cayo Lara) alabando con socarronería la política de austeridad del gobierno y diciendo con toda la desvergüenza de la que puede ser capaz una persona "Yo no he venido aquí a decirle lo que tiene que hacer", que se me cae el mito alemán: quién coño es esta señora? una mentirosa que sólo piensa en salvar los bancos de su país: ni Europa, ni los ciudadanos, ni Cristo que los fundó; ya lo decía mi padre -desconfía de las personas que dicen no tener ideología- y es aquí donde entra Unabomber.
Theodore Jhon Kaczynski (el nombre lo he tenido que ir a buscar en la wikipedia no creas tú) más conocido como Unabomber, es un filósofo y matemático estadounidense, que un buen día, y harto de las mentiras de su país y de la crueldad y desigualdad del capitalismo, se retiró a una cabaña y sin ninguna noción de ello, comenzó a construir bombas y a enviarlas en forma de carta bomba a distintas universidades (había sido profesor en la Universidad de Berkeley) y otros edificios institucionales con el fin de socavar los cimientos de una sociedad que, él consideraba injusta, perniciosa y desnortada. Durante su retiro escribió un manifiesto muy famoso conocido popularmente como El Manifiesto Unabomber, donde hacía gala de un anarquismo primitivo y violento y de una teoría llamada Neoludismo (algo así como volver a lo básico, renunciando a toda tecnología). Debo reconocer que cuando iba a la universidad tuve cierta admiración por el tipo, incluso leí parte de su manifiesto (en realidad, apenas llegué a la mitad); una persona con una capacidad intelectual alta renunciando a las ventajas de una sociedad que se le ofrecía en bandeja, con esa determinación y esa pasión por unas ideas tan desacostumbradas a mi alrededor, y ese aura añadida de anti-americanismo ( no en vano fue durante mucho tiempo un terrible quebradero de cabeza para el FBI, que no conocía su identidad y por eso le denominó Unabomber) que para todos los que buscábamos alternativas al capitalismo siempre era un valor añadido. Más allá de consideraciones psicológicas sobre el individuo (hay decenas de estudios sobre él) y que, a fin de cuentas, también perpetró actos de terrorismo en los que hubieron víctimas mortales, Unabomber representa, podríamos decir, algo así como el contrapunto poético a esa máquina sin corazón ni alma, que va devastando Europa con su tozudez germana y su alienación capitalista y, que se digna a presentarse en el cuarto país europeo que va a hundir, para afirmar que lo único que quiere para España es aumentar la competitividad.
En fin, como dije más arriba, en cuanto vi aparecer a la presidenta alemana y al presidente español por la televisión, con esa puesta en escena tan sosa e indolente, tan insultante con esta realidad cruel que golpea al ciudadano, tan calculadamente hipócrita... me hizo pensar en Unabomber y en esa canción tan maravillosamente macarra de los AC/DC que grita en su estribillo, "Si quieres sangre, aquí la tienes":

"If you want blood, you've got it
blood on the streets
blood on the rocks
blood in the gutter
Every last drop
you want blood, you've got it
yes ya have"

viernes, 31 de agosto de 2012

LITTLE WING


JIMI HENDRIX.LITTLE WING
Me gustaría ver arder todos los periódicos. Cientos, miles de hojas desmigándose en una inmensa pira que casi llegara hasta el cielo. Me encantaría dejar de discutir, tener que estar justificándome cada dos por tres: sí admiro a Gordillo, sí creo que esto no es democracia, sí pienso que el rey es un auténtico hijo de puta... ya está, así lo veo, hasta que no incendiemos el palacio de invierno no dormiré tranquilo. Comodidad o libertad, ya lo decía Turícides; Lenin no, Lenin hablaba de otra cosa, pero de qué hablamos tú y yo? Quiero ver ardiendo todas las palabras que escupimos cargados de razón mientras pedimos el segundo gin-tonic, hipócritas burgueses, pontífices en una iglesia de niños pijos con conexión a internet, eso somos tú y yo, no nos engañemos, y si hiciéramos caso a Lenin, o al mismo Turícides, ya deberíamos estar ardiendo en una inmensa pira que casi llegara hasta el cielo.
Pero está el respeto, la cobardía de lo correcto y la necesidad de levantarse por las mañanas sin tener que ir esquivando las balas. Esa es la única verdad, blogueros: el mundo está en guerra y vosotros masturbándoos con fotografías ridículas y textos patéticos, rebuscando en la basura el nuevo disfraz con el que vestir vuestra falta de autenticidad, de criterio, de compromiso. Que ardan también todos los disfraces que tapan el miedo en la inmensa pira que llega hasta el cielo!

Así es, hoy me gustaría que ardiera todo menos esta canción de Jimi Hendrix, tan maravillosamente cursi, tan tiernamente auténtica:

"Well she's walking through the clouds 
With a circus mind that's running round 
Butterflies and zebras 
And moonbeams and fairy tales 
That's all she ever thinks about 
Riding with the wind. 

When I'm sad, she comes to me 
With a thousand smiles, she gives to me free 
It's alright she says it's alright 
Take anything you want from me, 
Anything. 

Fly on little wing, 
Yeah yeah, yeah, little wing"

Lanza a la hoguera el disfraz y tararea esta canción... lo notas?

miércoles, 22 de agosto de 2012

VERANO



 GREEN DAY.GOOD RIDDANCE (THE TIME OF YOUR LIFE)

Hay algo impredecible en el fondo de tus ojos. Es verano y el sol está incendiando el mundo en tus pupilas.  La desmedida quietud de la tarde se nos antoja infinita y sin embargo se suceden miles de guerras en el fondo de tus ojos. Como bolas de fuego, las horas se consumen en un infierno de pieles sudadas y recuerdos que se pierden en la enormidad del tiempo. Sabemos que hay silencios que anuncian cementerios en habitaciones cerradas, colonias que fusilan el aire con química barata, labios que admiten palabras como se permite la entrada a un cliente en un club exclusivo, poemas que jamás trascenderán la cárcel del alfabeto y guerras perdidas al fondo de tus ojos impredecibles.
Es verano y hay veces en las que sonreímos como extraños. No sabríamos explicar la cadena de reacciones  que terminan en esta mueca nerviosa, ligeramente indecente, en la que nuestra boca se transforma dinamitando la línea de flotación del mundo, pero así es, hay instantes que bien valen todas las guerras que se ocultan en el fondo de tus ojos. Porque nada nos es ajeno en la quietud de la tarde, en esta continuación de horas domésticas como animales de compañía; nada es y será igual y lo sabemos, nosotros que nada pasamos por alto, que todo lo deseamos, que a veces naufragamos buscando la isla impredecible del fondo de tus ojos.
La vida es insondable y vagamente revolucionaria. Es esta tarde en el centro del infierno, tus manos colgando al final de los brazos, tan callados, una mesa desnuda en mitad de una fotografía, vasos rotos que antes de desparramarse por el suelo eran una orgía de alcohol y parecían  insondables y vagamente revolucionarios, gigantes mitológicos sosteniendo el mundo que arde en la quietud de una tarde de verano. Porque la vida es alentadora cuando acercas tu boca a mi boca en pleno infierno y de fondo suena un televisor marciano que entona himnos de juventud y marchas militares; el batallón alienígena no podrá escapar y saltar al suelo del salón, erguirse en perfecta formación y atravesar la puerta, salir al porche y rodearnos cubriendo todos los flancos; no podrán apuntarnos, cargar los fusiles y disparar. No, no podrán escapar y asesinarnos, no podrán con nosotros aunque sean más de cien o más de mil; no podrán aunque sus tácticas sean las mejores y su armamento el más avanzado; no podrán rompernos, quebrarnos como un tallo en mitad de la quietud de la tarde, no podrán conquistar el verano de esta vida insondable y vagamente revolucionaria, no podrán invadir la isla impredecible del fondo de tus ojos.
Suficiencia, exceso y enormes dosis de protagonismo. La victoria de tu cuerpo de trincheras asaltadas, en la tarde de verano como una pregunta de examen final, como un estruendo de platos a la hora de la siesta, como una película de misterio a la que le cortaron la última escena. Oh, la sorpresa de la vida en el fondo de unos ojos impredecibles! Y la voz vagando libre por los círculos del infierno, con la palabra pegada a la lengua como un chicle pisoteado en el asfalto hirviente de la gran ciudad, recorriendo las líneas de cuadernos blancos como paisajes lunares. Porque todo lo que vemos es nuestro, tómalo, saquea el imperio de esta tarde de verano, no dejemos nada para después, ahora somos nosotros los nuevos emperadores, los reyes del verano sentados en nuestro trono de simples mortales, tú a mi lado, quieta, con los manos colgando al final de los brazos, tan callados, y yo escudriñando el horizonte, vigía de un barco fantasma que zozobra peligrosamente, la mano en forma de visera sobre la frente y una sonrisa estúpida entre el labio de arriba y el de abajo.
Sólo es una tarde de verano que quema como una bomba atómica. Sólo son un puñado de palabras que saltan al agujero infinito de cuadernos blancos como paisajes lunares. Es el vértigo de la vida precipitándose en tu cuerpo quieto como una estatua. Son habitaciones cerradas calladas como cementerios y unas copas esperando en el jardín. Todo lo que vemos es nuestro, tómalo!

Es verano y hay algo impredecible en el fondo de tus ojos.

"It' something unpredictable, but in the end is right
i hope you had the time of your life"