martes, 14 de febrero de 2012

EL BOE NO


TOM PETTY.WALLS

Hace poco descubrí que el BOE es un organismo autónomo, algo así como una empresa de la Administración Pública, Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado para ser más exactos. Esto no tendría mayor importancia (más allá de la constatación de mi ignorancia institucional), si no fuera porque me he hecho asiduo a ella. Ya sé que no debería, pero he adoptado la peligrosa manía de acudir a dicha agencia cuando el gobierno redacta una ley o un nuevo decreto y, muy a mi pesar, puedo afirmar que crea adicción. Quizás el problema esté en mí, claro, ¿qué otro idiota se puede pasar las horas de su tiempo libre leyendo el BOE?; estoy seguro (más ahora que soy su lector más fiel) que ni tan siquiera los pergeñadores de mi nuevo narcótico escrito lo hacen, pero yo sí y, como no tengo psicoanalista que me desentrañe las entrañas (toma aliteración de la "ñ") sólo me queda pensar que soy raro, o gilipollas o las dos cosas juntas. El caso es que -perfil psicológico aparte- leo y releo una y otra vez sesudos decretazos e impecables textos refundidos, amén de algún que otro Real Decreto Ley que quita el sentío, pero la verdad es que no me entero de nada. Ya sé que no debería decirlo, pero es así: ya puede ser una reforma laboral o la ley del aborto, la reconversión del sector financiero o la ley de estabilidad presupuestaria, yo, de la misa, ni la mitad. Entonces, la siguiente pregunta es obligada: ¿lo entenderán ellos?
He de reconocer que a mí me engancharon los preámbulos, esa fue la zanahoria; no todos los días uno puede disfrutar de la pluma de todo un presidente del gobierno, o de un ministro, hasta de un presidente de Comunidad Autónoma, de hecho se han dado casos de preámbulos escritos a cuatro manos entre dos ministros, cosa que me parece el colmo de los colmos de la liturgia oficial escrita, algo así como el nuevo disco de Sabina y Serrat o el de Lou Reed con Metallica (no, esto último no va en serio). Bueno, empecé por el preámbulo (cosa lógica si uno empieza las cosas por el principio) seguí por Títulos y Capítulos, me sumergí en disposiciones adicionales y terminé en la Disposición final y, ya sé que no debería decirlo, pero ahora puedo afirmar que Kavafis se equivocaba, que lo mejor no es el viaje sino llegar a Ítaca cuanto antes. Lo repito aquí una vez más y en la calle si hace falta, pero ¿de verdad entienden lo que escriben? Tengo la firme convicción de que cada capítulo lo redacta un asesor distinto y que no les dejan juntarse ni saber quien ha escrito que, un poco como los jurados populares (¿el de Camps?) pero de forma individual, algo así como una novela de Grisham (mejor Forsyth, la verdad): a tal hora en tal día pasará un coche a recogerte, te vendarán los ojos, entrarás por una puerta y saldrás por otra distinta, en todo el tiempo que pases aquí dentro no tendrás contacto con nadie, aquí tienes el sobre con el dinero, como si no, explicarse lo que pasa después de publicados leyes y decretos, cuando abres un periódico y resulta que aquello que parecía tan educado y tan moderado es una canallada como la copa de un pino; que luego ni tan siquiera ministros y diputados saben bien lo que escriben o dicen, recordad al ministro Wert explicando en el congreso la supresión de Educación para la Ciudadanía, o a Montoro justificando el mayor atropello a los derechos de los trabajadores de la democracia, por la buena acogida que ha tenido en Alemania (perdón, Unión Europea).
En fin, yo en realidad, lo que quería decir, es que ahora que sé que el BOE es una empresa pública y que, si el gobierno del PP hace lo que dice (que nadie se ría) es decir, reducir gasto público eliminando educación, sanidad, servicios sociales y organismos autónomos, ¿qué haré yo si me quitan mi mayor y más nueva droga favorita? ¿Cómo pasaré mis viernes por la noche, mis domingos por la tarde? ¿Qué leeré antes de irme a dormir? ¿Con cuántas empresas públicas creerá el PP que puede vivir un país? ¿dos? ¿una? ¿cero? (coño, parece una cuenta atrás de desaparición del Estado del Bienestar), ¿tendrá en cuenta el señor Rajoy las tribulaciones de una persona media a la que le recortan derechos, le suben impuestos y encima se dedica a leer el BOE para no acabar entendiendo nada?
Ya sé que no debería decirlo, pero lo haré: que se carguen RTVE, el museo del Prado, los Centros de Salud y los colegios públicos, pero el BOE no, por favor lo pido; el BOE no, o que se preparen para la venganza.

Nota: la canción  de Tom Petty no tiene ninguna relación con lo escrito, pero aparte que me gusta mucho y que tiene un estribillo pegadizo, se me quedó enganchada en el repeat del equipo ayer por la tarde mientras leía el BOE, y no dejo de pensar en ella.

"You got a heart so big
It could crush this town
And I can't hold out forever
Even walls fall down"


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