martes, 17 de agosto de 2010

ELOGIO DE LA ESTUPIDEZ

">
BLIND MELON. CHANGE

Despiértate temprano aunque trasnoches todos los días de la semana. Fuma todo lo que puedas y déjalo en unos años. Aprende a amar a tu ciudad y a su equipo de fúbol e invéntate otra idílica en la que nunca vivirás pero defenderás como a una madre. Búscate un trabajo que no te realice y que permita pagar las facturas, compra un televisor gigante y combínalo con la mecedora de la abuela. No vayas a veranear nunca a la playa. Drógate en la adolescencia y cuenta en todas las cenas posteriores aquella vez que te detuvo la policía. Elige tu canción favorita. Vota a las derechas y a las izquierdas y luego desengáñate del sistema y no votes nunca más. Defiende la belleza de los mercadillos y gástate el dinero en las tiendas de Amancio Ortega. Critica el cambio climático y argumenta la necesidad de la energía nuclear. Folla siempre menos de lo que digas. Acostúmbrate a beber con mesura y paladar, a distinguir las marcas de los calzoncillos, a respetar todas las opiniones menos la tuya. Hazte guitarrista de una banda de rock o machácate en el gimnasio tres veces por semana 4 horas al día. Créate un blog, un avatar y un grupo de fans de algún actor desconocido. Elige a tus amigos antes que ellos te encuentren, no te cases, no tengas hijos, o en cualquier caso, nunca más de dos. Admira a los fracasados y nunca olvides guardar los cupones de descuento del Carrefour. Escoge dos o tres mitos y discúlpalos cuando seas mayor. Viste a la moda, adquiere como mínimo un sombrero que nunca te pondrás, paga el seguro de autónomo con cara de malas pulgas, quítate la ropa de calle cuando llegues a casa. Escribe relatos, o poesía, o en todo caso mitifica a los artistas cuando vayas borracho y expliques con tristeza que siempre te faltó talento. Desengáñate de todo y al menos una vez en la vida baja a los infiernos. Deprímete por amor cuantas veces sea necesario, educa tu gusto por el cine, por los animales, por el deporte en general. Crece y madura, convéncete de la inevitabilidad de la muerte, de la interpretación de los sueños, de que España se rompe o de que el mundo sería otro si todos fueran como tú. Lee todos los periódicos, cojeen de la pierna que cojeen, aunque no pases de un mero vistazo a los titulares de su edición digital; fabrícate un criterio propio e inamovible, unos principios inquebrantables, una moral aglutinadora de todas las tendencias en boga. Aprende a respetar al enemigo y a explotar en soledad, a no mezclar la ropa blanca con la de color, a guardar confidencias y a ver a escondidas películas pornográficas. Y jamás muerdas la mano que te financia la comida a euribor más 1,25 o la que te enseña a tropezar más de dos veces en miles y miles de piedras iguales, o la que sujetará el puñal una vez aprendas a dar la espalda.
Y eso sí, quéjate, quéjate siempre, para mal o para peor, reclama tus derechos por escrito cuando no queden de ti ni los huesos y elogia la felicidad de tu estupidez cuando te acuerdes de aquella canción que siempre fue la favorita y que decía así:
"Hey, look at him! I'll never live that way
but that's okay
they're just afraid to change

1 comentario:

  1. Monumental.
    Este texto merece estar en un puñetero museo o en la Biblioteca Nacional...

    Según lo leía me iba entrando el cabreo de saberme reflejado (como todos) pero al mismo tiempo la enorme dicha de, por lo menos, saberlo (como pocos).

    Un abrazo

    ResponderEliminar